Comencemos por situarnos geográficamente, la Isla de Oak es una pequeña isla de poco más de 57 hectáreas situada en el condado de Lunenburg, en Nueva Escocia, Canadá. La Meseta de Tassili es un área montañosa en pleno desierto del Sahara, en el sudeste argelino. El pueblo de los Villares se encuentra ubicado a nueve kilómetros de la ciudad de Jaén, en el sur de España.
Por lo tanto las tres localidades se encuentran separadas geográficamente por decenas de miles de kilómetros. Nada apunta a que sitios tan dispares puedan tener algo en común, la raíz histórica de cada uno de ellos es completamente distinta y sin ninguna conexión aparente. Sin embargo hay una serie de hechos, no muy conocidos para el gran público, que hacen que exista un misterioso vínculo entre las tres ubicaciones.
La Isla de Oak ha sido objeto de múltiples expediciones durante los últimos doscientos años. El motivo de tales expediciones no es otro que el conocido como “pozo del tesoro”. La historia comenzó cuando cuatro jóvenes allá por el año 1795 llegaron remando a la por entonces solitaria Isla de Oak. Uno de estos muchachos, el llamado Daniel McGinnis de dieciséis años de edad, encontró lo que parecía ser la entrada a un agujero que se encontraba oculto bajo unas ramas. El joven McGinnis ilusionado por haber creído encontrar el escondite de un tesoro corrió en busca de sus otros dos amigos para que le ayudaran a excavar. Y así lo hicieron. A poco más de medio metro de profundidad encontraron piedras que habían sido colocadas allí por alguien a modo de tapadera, y a los tres y seis metros encontraron placas fabricadas por madera de roble y colocadas allí de forma premeditada. Comprendieron entonces que no podrían seguir excavando y decidieron marchar al pueblo para pedir ayuda. Sin embargo ninguno de sus vecinos se la prestó ya que no querían hablar de aquella pequeña isla maldita donde, según la tradición local, habitaban seres de otro mundo.
La leyenda del tesoro oculto en la isla caló profundamente en los jóvenes, que diez años después y con la ayuda del mecenas Simeon Lynds volvieron a la isla para retomar la excavación. Esta vez consiguieron bajar hasta los veintisiete metros, si bien antes, a los doce metros, encontraron una nueva plataforma de roble y tres metros más abajo una capa de carbón vegetal y una nueva plataforma de roble asegurada con fibra de coco, misma capa que se repetía cada tres metros de profundidad.
Finalmente, a los veintisiete metros de profundidad, encontraron una losa fabricada en pórfido (material utilizado por griegos y romanos e inexistente en América) en cuya superficie, y tras haberla sacado al exterior, había una serie de inscripciones o símbolos desconocidos. Esta losa fue desterrada al olvido hasta que años después éstos símbolos grabados en la tabla fueron interpretados como pertenecientes a un dialecto copto. No obstante el investigador español Juan Jesús Vallejo sostiene que dichos símbolos se corresponde con un alfabeto beréber utilizado en África Central hace miles de años (el tifinagh).
Pero ¿que hacia una tabla hecha con pórfido, un material inexistente en América, colocada en la Isla de Oak, una islita de Nueva Escocia, en Canadá? El uso del pórfido se remonta a la cuna de las civilizaciones asirio-babilónica, egipcia y romana. Su uso ha estado relacionado con la fabricación de sarcófagos en el imperio romano, este material solo se utilizaba para el emperador y sus parientes, un buen ejemplo es el sacórfago de Sante Elena, madre de Constantino I. De la misma forma, los antiguos egipcios utilizaban este material para los faraones.
¿Quién llevó una tabla o plancha de pórfido hasta Canadá y quien se tomó la molestia de enterrarla a veintisiete metros de profundidad con distintas capas que la protegieran? ¿Qué oculta? ¿Qué quieren decir los símbolos que tiene grabado?
Bien, allá por el año 1995 en un pequeño pueblecito distante apenas nueve kilómetros de la ciudad de Jaén llamado Los Villares sucedió un extraño fenómeno del que se hicieron eco algunos de los medios de comunicación del momento. Un lugareño llamado Dionisio, mientras paseaba por el campo, pudo ver un extraño objeto brillante detenido junto a una torre de electricidad, objeto que permanecía suspendido en el aire y en uno de sus lados figuraban los símbolos “IOIOI”, curiosamente la misma inscripción que se encuentra grabada en el interior del anillo de plata que el afamado periodista, investigador y escritor J.J. Benítez y su mujer aseguran haber encontrado mientras buceaban en el Mar Rojo (Egipto, uno de los lugares en los que se puede encontrar el pórfido). Símbolos que fueron posteriormente identificados como parte del antiguo alfabeto beréber denominado el tifinagh (¿os suena?) y como parte de unas coordenadas que marcaban un lugar: la meseta de Tassili.
La meseta de Tassili es un lugar en el que habitan los tuareg o imuhagh que son un pueblo bereber de tradición nómada del desierto del Sáhara. Sin embargo los enormes tesoros que oculta no fueron descubiertos hasta 1953, cuando Henry Lothe, quizás siguiendo la ruta marcada por el capitán de la Legión Extranjera Charles Brenans, llegó hasta allí. Cuando hubo alcanzado la meseta y pudo explorar sus cuevas, Henry Lothe encontró miles de dibujos en sus paredes y techos. Dibujos que representaban, entre otras cosas y con una perfección más que notable, seres de cabeza redonda y con una especie de escafandra que dirigíann a mujeres embarazadas hasta el interior de una burbuja, hombres que salían de círculos en forma de huevo con círculos concéntricos, y un dibujo de un ser de más de cuatro metros de alto con un solo ojo y los brazos hacia arriba; sobre este último dibujo Henry Lothe anotó en su libro diario que había de retrocederse un poco para verlo en su conjunto, y que su cabeza era redonda y sin más detalles que un doble óvalo en mitad de la cara, manifestando que recordaba la imagen que comúnmente nos forjamos de un ser de otro planeta.
Los muchos dibujos existentes en Tassili son sumamente interesantes por lo que representan (siempre teniendo en cuenta que fueron realizados por hombre y mujeres sin grandes recursos técnicos y hace 12.000 años aproximadamente). ¿Seres extraterrestres sobre la tierra hace 12.000 años? ¿ese lugar, precisamente, marcado en el mapa por las coordenadas fijadas por unos símbolos de un antiguo alfabeto beréber? ¿símbolos del mismo alfabeto que aparecen también en una tabla encontrada en Nueva Escocia Canadá, en un anillo encontrado en el Mar Rojo y en un objeto no identificado visto en un pueblecito de Jaén?
¿Casualidad? No lo sé. Plantéate tus propias preguntas e intentar darle respuestas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario