domingo, 24 de noviembre de 2013

Los Cátaros y el Grial

Queridos lectores, para aquellos que os apetezca, os dejo mi artículo del mes de noviembre (intentaré, al menos, publicar uno al mes).



El 16 de marzo de 1244, a primera hora de la mañana, un intenso olor a carne quemada invadía todas las calles de Montségur, un pequeño pueblo situado en el sur de Francia, en la zona del Mediodía-Pirineos. Una enorme columna de humo se levantaba en la extensión de terreno que se abre a los pies de la fortaleza que defendía la ciudad y los gritos se dejaban oír en todo el valle. Eran gritos de dolor, el dolor que produce ver como una llama de fuego se prende bajo tus pies y poco a poco va subiendo hasta chamuscar la piel.



Eran los últimos resistentes de la fortaleza de Montsegur, los últimos Cátaros que aún se enfrentaban a "las fuerzas de Lucifer", tal y como denominó el oficial de la S.S. Otto Rahn en su libro Croisade contre le Grial (Kreuzzug gegen den Gral) a los ejércitos cristianos que sitiaron y tomaron la fortaleza. Rahn, quien entró en las S.S. en marzo de 1936, siendo posteriormente asignado al Estado Mayor de Himmler, publicó ese libro en 1933 y en el sostiene que el Parzival de Von Eschenbach (que bien merece otro artículo) narra hechos que ocurrieron durante la Cruzada Albigense (que es como se llamó a la persecución de los Cátaros liderada por la Iglesia católica romana). De hecho, hay quien ha establecido ciertas similitudes entre el Muntsalvatge del poema de Wolfram Von Eschenbach y el castillo de Montségur. Eschenbach, en uno de los romances de su Parzival, dice que el castillo del Grial (Muntsalvatge) estaba situado en los pirineos y que el señor del mismo se llamaba Perilla (cuando el señor de Montségur era Raimon de Pereillle, cuyo nombre en su forma latina aparece como Perilla en documentos de la época).


Antes de rendirse la fortaleza cátara soportó un asedio de diez meses, sosteniéndose por la historiadora Montse Rius que albergaba al menos a 500 personas entre perfectos y perfectas, obispos, diáconos, señores, campesinos, escuderos y soldados. Tras la rendición más de 200 cátaros fueron quemados vivos en lo que posteriormente se ha conocido como "prats dels cremats" (prado de los quemados).


Cuando los sitiadores entraron en la fortaleza lo primero que hicieron fue preguntar a los cátaros acerca de su tesoro pero ¿a qué tesoro se referían? ¿era eso lo que defendían tan tenazmente? ¿era eso por lo que muchos se dejaron quemar vivos?
Han sido muchas las respuestas que se le han dado a éstas interrogantes. Para unos custodiaban simplemente tesoros de los señores feudales que se habían convertido al catarismo (oro, plata y piedras preciosas), para otros libros sagrados, y para unos pocos, entre los que se encuentra Otto Rahn, el oficial destinado por la S.S. al sur de Francia con el objetivo de encontrar ese "tesoro", lo que los cátaros ocultaban no era sino el Santo Grial. Pero ¿qué es el Santo Grial? 

Según la tradición cristiana que nos ha sido transmitida el Santo Grial es la copa que José de Arimatea utilizó para recoger la sangre de Jesús en la Cruz, misma copa que fue usada por Cristo en la Última Cena. Sin embargo, no parece muy lógico que el rico comerciante y ferviente seguidor de Jesús, José de Arimatea, recogiera en una copa la sangre de Cristo. De ahí que  a la figura del Santo Grial (una de las reliquias sobre la que más se ha escrito y especulado a lo largo de los siglos) se le haya buscado otra serie de explicaciones.


La tradición ocultista sostiene que la noche antes de que Montsegur cayera en manos de los cruzados cristianos que la sitiaban, cuatro hombres se descolgaron y descendieron por las escarpadas paredes de la montaña sobre la que se levanta la fortaleza llevando consigo al tesoro cátaro, el cual pusieron a salvo. De hecho, esta misma tradición asegura que durante el proceso al que se sometió a los cátaros supervivientes, uno de ellos, llamado Imbert de Salas, declaró que el tesoro que los cátaros habían estado custodiando en Montsegur había sido llevado a buen recaudo.


De hecho hay quien sostiene que en los documentos sobre el proceso custodiados en Carcasona consta que cuatro cátaros se escaparon de Montségur la noche antes de la toma de la fortaleza llevando consigo el llamado "tesoro cátaro". Aquellos cuatro hombres al parecer descendieron por la parte norte de la fortaleza, la más escarpada y peligrosa de todas.

Pero ¿qué o cual era el tesoro cátaro? realmente no lo sabemos pero, como decía anteriormente, unos cuantos (entre ellos, y quizás el más relevante, Otto Rahn) sostienen que el Santo Grial es el descendiente directo de Jesús, fruto de la unión entre Jesús y María Magdalena y a quien custodiaban los Puros cátaros frente a las fuerzas de la Iglesia. Una Iglesia que se había desviado de los postulados de Jesús y que, conociendo la existencia de un descendiente de Cristo, no sólo lo había ocultado durante siglos sino que, además, querría acabar con él para silenciar su existencia definitivamente.

Así, en 1209 un ejército formado por treinta mil caballeros y soldados de infantería partió con dirección al Languedoc francés sobre el que cayeron como una plaga. Las cosechas fueron quemadas, los pueblos destruidos y sus habitantes pasados a cuchillo ya fueran hombres, niños o mujeres. Solo en la ciudad de Beziers murieron quince mil personas muchas de las cuales se habían refugiado en la Iglesia; un oficial preguntó al representante del papa cómo podría distinguir a los herejes de los verdaderos creyentes y la respuesta fue "mátalos a todos. Dios reconocerá a los suyos". El mismo resentante papal dirigió una misiva a Inocencio III en la que le refería que "no se había respetado la edad, el sexo, ni la condición social". Esto nos da una idea de la brutalidad con la que se emplearon las fuerzas de la Iglesia.

Esta guerra que duró casi cuarenta años es conocida como "cruzada contra los albigenses" y es que, realmente se trató de una cruzada convocada por el papa en la que los combatientes llevaban una cruz en sus vestiduras y recibían las mismas recompensas que los cruzados que luchaban en tierra santa. Y ¿porqué tanto empeño en luchar contra los cátaros, en lanzar un poderoso ejército contra ellos para eliminarlos, literalmente hablando, de la faz de la tierra? La respuesta nos vuelve a situar, frente por frente, con el Santo Grial.

La mayoría de los estudiosos coinciden en señalar que las leyendas del Grial se asientan sobre cimientos paganos. El primer romance sobre el Grial data de finales del sigo XII (de 1188 aproximadamente) y se titula Le roman de Perceval o Le conte del Graal y lo escribió un tal Chrétien de Troyes, y el más famoso es el ya citado Parzival.

Según estos romances y ciertas leyendas mediavales la Magdalena habría llevado el Santo Grial a Francia, pero el Grial no entendido como la copa en la que se depositó la sangre de Cristo, sino como la "sangre real". Es decir, el descendiente de Jesús, el hijo que supuestamente éste tuvo con María Magdalena y que tras la crucifixión fue llevado junto con su madre a la Galia, donde encontró refugio manteniéndose ese linaje real intacto y a salvo.

Descendiente directo de Jesús que era custodiado y cuidado por los Cátaros y a quien, el día de antes de la toma de Montségur varios Perfectos descendieron por la cara más escarpada de la montaña para ponerlo a salvo de los ejércitos de papales, quienes querían acabar con él para poder perpetuar así una institución, la Iglesia Católica, que se había separado de las enseñanzas de Cristo.

En muchos manuscritos antiguos sobre el Grial a este se le llama "Sangraal", por lo que algunos sostienen que esta es la forma original y que en un momento dado dicha palabra fue separada por el lugar equivocado o indebido; de lo que deducen que en un principio no existiera el propósito de que la palabra "Sangraal" (o "Sangreal") se dividiera en "San Graal" o "San Greal" (de la que proviene la actual Santo Grial) sino en "Sang Raal" o "Sang Réal", es decir, Sangre Real.

Por lo tanto esta tradición sostiene que el Santo Grial hace referencia a la Sangre Real, un linaje Divino que llegó junto con María Magdalena a la Galia y que era, según esta tradición, custodiado en ese momento por los cátaros.

Los cátaros, o el catarismo, era un movimiento gnóstico que postulaba una  dualidad creadora (Dios y Satanás) y predicaba la salvación mediante un estricto rechazo del mundo material el cual era una obra del demonio, de Satán. Se trataba de una Iglesia, la cátara, que según ellos había sido creada por San Juan y por María Magdalena

Como contraposición el alma era la creación de Dios. Además no comían ningún alimento que tuviese su origen en la reproducción, por lo que se alimentaban básicamente de verduras y de pescados, a los que consideran un alimento espontáneo del mar (no generado por reproducción). Creían en la reencarnación, dado que el alma habría de reencarnase cuantas veces fuera necesario hasta que la meditación y una vida contemplativa le permitiera escapar del mundo material y elevarse hasta la divinidad inmaterial. Rechazaban los sacramentos del catolicismo y practicaban el Consolamentum (una especie de bautismo del alma que convertía en Perfectos a aquellos que lo recibían; los Perfectos eran los líderes de la comunidad cátara) como único sacramento de su fe y un ritual llamado Melioramentum.

Como ya he comentado en  un artículo anterior desde mi punto de vista no existe ninguna evidencia que nos lleve a pensar que Jesús mantuvo una relación con María Magdalena y menos aún de que tuvieran descendencia, no obstante la historia y la leyenda de los cátaros está ahí para que tu mismo te plantees tus propias preguntas e intentes darle respuesta.
















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